Buenos días a todos,
Con el nuevo año (aunque estamos ya a 31 de enero), me he propuesto recuperar el blog.
Intento ser una persona constante, pero no es fácil. El trabajo dificulta el poder tener una regularidad. Lo hace robando tiempo (y eso que ahora mismo estoy en horario laboral...) y energía. De todas maneras, no tengo familia, por lo que no sufro problemas de conciliación ni de convivencia. Aunque miento cuando digo que no tengo familia. Están mis hermanos y mis sobrinos, que viven cerca; mi madre, que vive a unos 400 kilómetros, en la casa familiar; y mi padre, que no se sabe casi nunca dónde está. Además, y para mí, muy, pero que muy importante, tengo a mi perro y a mi gato. Como amante de los animales, los adoro y suponen una felicidad para mí.
No voy a irme por las ramas. Empiezo con algunas capturas del proceso de dibujo y pintura de otro animal marino: el pulpo. En agosto, durante las vacaciones, vi un documental titulado, en castellano, Lo que el pulpo me enseñó. Reconozco que me emocionó y cambió mi manera de ver a estos seres, inteligentes, bellos y capaces de mostrar afecto. Sin embargo, este no fue el motivo por el que comencé a pintar el molusco cefalópodo. Mi hermano, allá por junio del año pasado, me pidió un dibujo de un pulpo para un amigo, del que iba a ser pronto su cumpleaños. Justo en ese momento estaba viviendo en una casa en la que no me sentía cómodo, así que a duras penas avanzaba en el dibujo. Tiempo después, me cambié de casa y en ese momento ya empecé a retomar las aficiones y continué el cuadrito, hasta terminarlo. He de comentar que, como habían pasado meses desde que mi hermano me hizo el encargo, que seguí con la pintura motu proprio y con la intención de quedármela una vez terminada. Curiosamente, unos días después de concluirla, me llamó mi hermano y me preguntó por este tema, a lo que tuve que decirle que ya estaba hecho y que se lo daría (o vendería) a su amigo.
1.- Esbozo inicial del pulpo:
