miércoles, 10 de febrero de 2016

LA NOCHE ESCONDE UN SECRETO

De noche los amantes se reencuentran.
Es también el momento de lo oculto:
La oscuridad lo inunda todo
Dejando en sombra la prohibido.

Llueve fuerte fuera.
Se forman grandes charcos negros, sucios.
Asomarse parece peligroso.
En la acera de enfrente un gato negro
Mira caer las gotas.
Sus ojos, como faros encendidos,
Parecen atravesar las paredes.
Lo observa.
Piensa que el animal,
Ése que se refugia de la lluvia,
Que penetra en su alma;
Piensa que la interroga.
Ella sabe que tal vez tenga hambre,
Que tal vez tenga frío.
Pero un bocinazo lo espanta.

Pasa un coche y salpica una ventana.
Un charco sin fondo, de tinta,
Malherido, acribillado
Por millones de balas líquidas
(Agujero negro que las engulle),
Apenas profundiza un par de dedos;
Medida estándar
Para ocasiones socorridas.

Se encienden las farolas fuera.
El tungsteno es una luz hogareña
Mejor para las casas encendidas,
Porque fuera hace frío
Y la luz da sensación de calor;
El trampantojo resultante
Es un insulto.

El timbre suena. Es él, que ya llega.
Ella nota la humedad de la lluvia
Entre las piernas.
Él nota la dureza al tocar la barandilla
Entre las piernas.
La espera se hace eterna:
Ella en la puerta,
Él en las escaleras...
Ha llegado por fin para besarla.
Un abrazo caliente de tungsteno
Los une.

El recorrido es torpe,
La noche esconde la desnudez de ambos,
Lograda tras rasgar la tela
Que ciñe y encarcela sus dos cuerpos.
El dormitorio es testigo sonoro
Del pecado del adulterio.

Pronto amanecerá.
Se levanta y se acerca a la ventana.
Él aún duerme.
Llueve fuerte fuera.
En la acera de enfrente un gato negro
Mira caer las gotas;
También la observa.
Ella piensa que el animal
Que se refugia de la lluvia,
Cuya mirada penetra en su alma,
La juzga.

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