lunes, 25 de enero de 2016

LA LLAMADA

- Biiip... Biiip... Biiip (descuelgan).
- ¿Sí? ¿Quién es?
- Buenas tardes, ¿es usted Inés?
- Sí, pero, ¿quién es?
- Sí, perdón. Mi nombre es Rosa y le llamo del diario El Pregonero.
- Ah...
- Quería hacerle unas preguntas sobre la experiencia que tuvo y de la que la redacción se hizo eco hace un par de días.
- ¿Esperiencia? No sé qué me hablas, hija.
- Perdone. Me refiero a la aparición que nos han comentado que tuvo lugar en su domicilio.
- ¡Aaah! Je, je, je. ¡Jesús, María y José! No te había entendido, hija.
- Je, je, je. Sí, disculpe.
- Bueno, ¿y qué querías saber, hija?
- Sí. Me gustaría saber si es tan amable de responderme a unas preguntas...
- ¡Pero claro, hija! ¿Cómo te llamas?
- Rosa. Soy Rosa Trujillo, redactora del diario El Pregonero.
- ¡Ah, sí, sí!
- Escribo entrevistas para una sección popular que tiene el periódico.
- Pues no me suena, hija. Es que yo soy del Hola y del Sálvame.
- Je, je, je. No pasa nada.
- Pero, oye, ¿te gustaría venir a casa? Así puedes ver la figurita.
- ¡Oh! Pues sería estupendo. ¿No le importará a su marido que vaya?
- ¡Ay, hija! Mi Antonio hace ya cinco años que descansa junto a Dios, nuestro Señor; y los hijos viven todos en la capital. No te preocupes. ¿Te gustan las lentejas?
- No, no. No se preocupe. Solamente me gustaría charlar con usted y con la oportunidad que me da de conocerla en persona ya me es suficiente.
- ¡Que sí, tonta! Mira, es que me trajo muchas mi primo Miguel cuando recogió la huerta. ¡Oh!, y te meto unos calabacines también. Además hago unas almendritas garrapiñadas que salen buenísimas.
- De verdad, no se preocupe. Muchas gracias.
- Si no me preocupo. Yo te meto todo en una bolsa pa cuando vengas.
- Muchísimas gracias, pero, ¿podría darme la dirección de su domicilio?
- Claro que sí, hija. Mira...
- Sí.
- Es en la plaza de la iglesia...
- Ajá.
- La calle se llama Coronel López Eredia...
- Sí.
- El número ocho.
- Vale. ¿En qué piso?
- No, no, que es una casa.
- Aaah, ok.
- Sí.
- Muchas gracias, Inés. ¿Qué le parecería si me pasar a verla mañana a eso de las 11,00-11,30?
- ¡Uy, hija! Ven mejor a la 13,00 o así; es que hay misa y no voy a estar en casa. Mira, además así te quedas a comer.
- No se preocupe, de verdad. Si sólo serán unas preguntas.
- Bueno, bueno. Tú ven a eso de la 13,00.
- De acuerdo. Coronel López Eredia, nº 8, ¿no?
- Eso es. En la plaza de la iglesia. No tiene pierde, hija.
- Gracias...
- Sí, sí...
- Entonces hasta mañana, Inés. Que descanse.
- Gracias hija. Hasta mañana si Dios quiere. Un beso.
- (Cuelgan).

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