jueves, 31 de marzo de 2016

CANSANCIO VITAL, SUEÑOS TORMENTOSOS

Tal vez sea la alimentación,
Nefasta.
O la incapacidad manifiesta
De regularidad.
El sofá es amigo de esos momentos
De cansancio inesperado.

No es autodesprecio,
Proveniente de la inutilidad
Por insatisfacción. No es eso.
Es forma de ser que se aprende
Desde niño.

¿Búsqueda de impersonalidad?
Nadie superará a Warhol.
Es probable que sea la condición humana,
Pensar no ya en la finitud, sino
En arte y artista sin vocación
De pervivencia en la memoria colectiva
De su despreciable y diminuta raza.
Tal vez sea pensar en términos universales,
Lo que da forma de microbio a la especie.
Es creación por placer de creación,
Pero bombardeada por ese cansancio mental
Y la irregularidad.
Del huir de la obsesión como manera de vida.
Hacer por el placer de hacerlo;
Aprender por el placer de aprenderlo;
Ser por el placer de serlo.
Sin embargo, ser no es siempre placentero.

La vida es un chispazo a cámara lenta
En el que se ve pasar
Todo con cierta lentitud
Hasta el momento de recordarlo,
Que pasa fugaz como un rayo.
Sobreviene la muerte y se acabó:
Consciencia muerta, sensaciones muertas.
Una miseria condenada al olvido
Con el devenir del espacio-tiempo
Y su vocación infinita.

Es entonces cuando las preguntas
De cien respuestas aparecen
Para no ser solucionadas con exactitud.
Mientras tanto, se preguntan
Para tapar bocas mentales que tan siquiera se abren.
De repente el tiempo no le da tiempo al tiempo
Y surgen necesidades.

Veintiún días para crear un hábito;
Uno para deshacerlo.
Cuando el hábito afianzado
Es la falta de hábito,
Ni una eternidad consigue diluirlo.

Es el momento de mirarse sin un espejo;
De hacerlo hacia dentro
Para encontrar caos eléctrico
De baja intensidad;
Tan baja que apenas alumbra
La penumbra del desorden
Con el que se tropieza.
Arreglarlo fuera no lo soluciona dentro.
Tampoco unas pastillas que
Proporcionan serenidad y
Castración química.
No.
Si la vida las necesita para
Poder sufrir lo insufrible,
Los efectos secundarios se pagan con gusto.
Es sólo como ha tocado ser;
Si toca no entenderse, sea.

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